domingo, 21 de octubre de 2012

VALÈNCIA, ANYS D’AUTARQUIA I REPRESSIÓ 1939-1949

 

 

VALÈNCIA, ANYS D’AUTARQUÍA Y REPRESSIÓ 1939-1949

Una lluvia de octavillas caía sobre la ciudad de València anunciando la inminente entrada de las tropas rebeldes en la ciudad. En los balcones los colores rojo y gualda sustituían a los tres colores de la bandera constitucional, mientras en el puerto de Alacant una multitud se agolpaba impaciente a la espera del barco que los llevara fuera de su tierra. En el exterior los países se enzarzaban nuevamente en un conflicto de imprevisibles dimensiones.

Quedaba por delante años difíciles, marcados por la necesidad de un gobierno en mantener a toda costa el control político, social e ideológico del país. Para ello contó en un principio, con la Iglesia y la Falange como incondicionales compañeros de viaje.

Años de racionamiento y carestía, con una industria que lejos de aprovecharse de su postura neutral ante el conflicto mundial, estuvo lastrada por la política intervencionista en precio y salarios. Los beneficios de las exportaciones apenas llegaban a los exportadores. Las importaciones de bienes de equipo eran escasas y la agricultura valenciana se vio seriamente afectada por la falta de abonos y maquinaria.

El acaparamiento de productos básicos convertido por grupos privilegiados en su forma habitual de enriquecerse, dio lugar a la aparición del mercado negro y del llamado estraperlo. En estos años y movidos por las necesidades básicas, se produjo un movimiento migratorio de la ciudad al campo pues era allí donde podían encontrarse los artículos de primera necesidad. Así el gobierno alimentó el mito del Levante Feliz, la pequeña propiedad que gracias a la laboriosidad de la familia huertana mantiene una prosperidad familiar, exenta de cualquier conflicto laboral.

Mientras la ciudad, sólo con las heridas de los bombardeos, principalmente en los Poblados Marítimos y los destrozos producidos por elementos incontrolados en algunas iglesias, entre ellas el Palacio Arzobispal que hubo que construirse de nuevo, inició su reconstrucción y retomó proyectos aparcados de la mano del arquitecto municipal Javier Goerlich, como el de Federico Aymamí, una gran avenida que desde la plaza de San Agustín llegara hasta el Portal Nou. Afortunadamente imperó el buen sentido y la avenida llamada del Oeste acabó a la altura del Mercado Central. Al frente de la alcaldía estaba entonces el Barón de Cárcer; unos años más tarde en 1943 siendo alcalde de Valencia el Conde de Trénor, cambió su nombre inicial por el de Avenida Barón de Cárcer.

Al final de la década, el 28 de septiembre de 1949, las aguas revueltas del Turia volvieron a dejar su huella de fango y muerte en la ciudad. Multitud de chabolas construidas en el río fueron engullidas por la aguas. Según las cifras oficiales “sólo” hubo 41 muertos. El Gobierno lo controlaba todo, prensa y radio incluidas.

Octubre 2012

X. Oms.  

Acceso al Foro Remember València. Página 1713 Entrada 34258

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