La Pobla de Bernat de Villa
La Pobla de les fembres pecadrius era uno de los nombres que recibió la mancebía de Valencia, también fue conocida como el Bordell, el Públich, el Partit y la Pobla de les auls fembres entre otras denominaciones.
Fue Jaume II, cuando en 1325 ordenó el traslado de las mujeres públicas a un barrio fuera de la ciudad. Por aquel entonces Valencia conservaba las murallas árabes, pero fuera de ellas y debido al aumento de la población surgieron algunos arrabales, uno de ellos fue la Pobla de Bernat de Villa, situada al noroeste de la ciudad, en un espacio comprendido ente las actuales calles de la Salvador Giner, Alta, Ripalda y Guillem de Castro. Este lugar, entre la muralla árabe y el río, se consideró idóneo para albergar la prostitución, cerca de la ciudad pero fuera de sus muros.
En realidad no fue solo un deseo de Jaume II el de regular en la ciudad una actividad poco edificante, sino más bien, se vio forzado a tomar esta decisión, presionado por la nobleza, a fin de preservar la virtud y honestidad de sus familias.
La Pobla de Bernat de Villa se componía de unas cuantas casas a las que enseguida se unieron los hostaleros y taberneros que en la Ciudad se habían quedado sin su mayor fuente de ingresos, alojando o arrendando a las mujeres en hostales o casas. Si bien la Pobla estaba sometida a las autoridades municipales valencianas en cuestión de orden público, los terrenos y diferentes propiedades eran de titularidad privada.
Hostalers y proxenetas pronto hicieron abuso de su posición privilegiada, facilitando dinero, joyas o vestidos a las mujeres a cambio de préstamos que ellas difícilmente luego podían devolver; por otra parte la necesidad y el deseo de un nivel vida superior las tenía atadas a estos personajes. Para evitar estos abusos, els Jurats de la Ciudad con fecha 13 de enero de 1334, publicaron entre otros, un pregón prohibiendo, que “ninguna persona, fuese de la condición que fuese, alquilara a ninguna mujer pública, vestidos o adornos de su persona, por cualquiera nombre llamados, y el que hiciese lo contrario, perdiese los vestidos y demás adornos, pagando además 20 sueldos, tantas veces como cometiera dicha infracción.”
El año 1345 es una fecha de suma importancia en el ámbito asistencial, ya que el Consell General de la Ciutat de València celebrado el 13 de mayo acordaba subvencionar con la suma de 500 sueldos la construcción de un edificio para albergar a todas las mujeres que abandonasen la prostitución. En realidad este proyecto no había sido iniciativa de la Ciudad, sino de una religiosa franciscana llamada Na Soriana, pero el gobierno de la Ciudad tomó la idea como suya y la llevó a cabo. Fue conocida como Casa de las Arrepentidas, años más tarde con el nombre de Casa Convento de San Gregorio y estaba situado en el lugar que hoy ocupa el Teatro Olympia, en la calle San Vicente.
Al frente del bordell estaba el llamado Rey Arlot, una especie de autoridad civil de la que realmente poco o nada se sabe sobre su origen; Manuel Carboneres el primer estudioso de la Mancebía, confesó no haber encontrado nada al respecto. El nombre “Arlot”, parece ser un derivado del nombre italiano “arlotto” que significa algo así como: bribón, pillo, lujurioso, ladrón. Su función era algo muy diferente a lo que su nombre daba a entender, esto es: impartir justicia, proteger y acompañar a las prostitutas cuando iban a alguna celebración religiosa o pública, evitar riñas y altercados y concertar acuerdos con los clientes. Lo que sí está claro es su destitución en el año 1337 por el rey Pere IV, debido a los abusos y desmanes cometidos en el ejercicio de su función y denunciados repetidas veces por prostitutas y proxenetas.
La Pobla Vella
El aumento de la población en la Ciudad y el de los barrios periféricos por una parte y la guerra con el rey Pedro de Castilla con incursiones que llegaron hasta el mismo Palau Reial por otra, obligaron a Pere El Cerimoniós a instar a los Jurats de la Ciudad, en 1356, a que construyeran una nueva muralla que abarcara todos los barrios hasta entonces extramuros.
Así que de nuevo la prostitución tenía lugar dentro de la Ciudad de Valencia, provocando los viejos problemas de años atrás. Hubo propuestas para evitar estos problemas, una de ellas (1377) era cercar el bordell dejando una sola entrada para evitar que los que tenían que entrar o salir por el camino de Campanar tuvieran que atravesarlo, pero esta solución no se llevaría a cabo hasta mediados del siglo XV.
Referente a la salvaguardia de la moralidad, en el año 1382 el Consell publicó un bando limitando el lujo en las meretrices, prohibiendo el uso de mantos o capas y pieles de armiño, martas u otra piel, ni siquiera seda.
En 1385, se aprueba que las mujeres públicas “sean llevadas para ser encerradas en la Casa de Penitencia los días de Semana Santa, para evitar el pecado de los hombres en esas fechas". Y en 1390, según Carboneres “visto el buen resultado de la predicación de Sant Vicent Ferrer a las mujeres públicas de la Casa de Penitencia, hoy de San Gregorio y que muchas después contraían matrimonio, el Consejo determinó dotarlas con una pequeña cantidad de dinero”.
El portal de les Bones Dones (tampoco tenían sentido del humor nuestros antepasados), era la puerta de entrada a la Ciudad de la gente que venía de Campanar y viceversa, y la mancebía era paso obligado para ellos. Así pues, para evitar esto, en 1390 se derriba dicha puerta y se ordena construir un portal nuevo unos metros más hacia la derecha, mirando al río. Se trata del portal de Sant Josep, más conocido por el Portal Nou que se concluiría en 1471.
El proyecto de cercado de la Pobla Vella, se vuelve a posponer en los años 1392 y 1397, hasta que al fin en el año 1444 a instancias de la reina Doña María, esposa y regente de Alfons V El Magnánim, se lleva a cabo dicha obra, dirigida por el honorable Matheu Pujades y que para la cual el Consell aportó la cantidad de 400 florines.
La Pobla Nova
Una vez tapiado el bordell, solo se tenía acceso por una puerta y su aspecto exterior ya no varió hasta su desaparición. Esta puerta, si nos fijamos en el plano de Mancelli, estaría situada en las actuales calles Huertos y Gutenberg.
Dentro había sobre una veintena de casas, alguna de ellas habilitada como taberna u hostal, y otras eran casitas con pequeños huertos en la parte posterior y un jardín con un porche en la parte delantera; así bajo un farol y sentadas en una silla, esperaban a sus posibles clientes, de ahí el sobrenombre de dones de cadira .
Para mejor gobierno y control del recinto, el 6 de agosto del año 1453, el rey Joan II hizo público un privilegio titulado Salvaguarda del Bordell, en el que declaraba al bordell, con sus hostaleros, esposas, hijos y prostitutas, lugar bajo protección real, encomendando al Justicia criminal su seguridad y nombrando un Regent del Públich como primer responsable de él. Entre sus obligaciones, estaba el mantenimiento del orden público, la custodia de las armas y dinero de los que accedían al recinto, la protección de las prostitutas cuando acudían a oficios religiosos o cuando en Semana Santa eran recluidas en el Convento de San Gregorio así como del cumplimiento de los horarios. Fue quizás entonces cuando se instaló en la puerta del bordell la temida horca.
A pesar de estas medidas, la prostitución clandestina en la Valencia de finales del siglo XV, era el delito más común; Las puertas de la Ciudad, los alrededores del Convento de San Gregorio y el barrio de la Torres Macià entre otros, eran los lugares más frecuentes para la prostitución clandestina. El barrio de las Torres Macià coincide curiosamente con el que años más tarde sería conocido como el Barrio Chino; según Lamarca, estaba comprendido entre las calles del Hospital, Falcóns, Jabonería Nueva, Pie de la Cruz, Carniceros, plaza de la Encarnación y la muralla. Así las cosas, el rey Fernando El Católico ordenó en 1488 el internamiento en el bordell de un cuantioso número de prostitutas, que contrariamente a lo habitual, que era que las mujeres pasaran antes un examen médico, éstas no lo hicieron. Aunque es muy posible que se hiciesen exámenes médicos a las mujeres para entrar en el bordell, no es hasta el año 1548 cuando figura un documento de los Jurats del Consell, en el que “elegeixen a mestre Pedro, cirugiá, lo qual residix en lo spital de la dita Ciutat, per a que tinga carrech de reconeixer les dones que guanyen en lo publich e stiguen sanes de tal manera, que puxen guanyar, ab lo mateix salari acostumat, attés que mestre Genis Nadal, cirugiá, ya no te carrech en lo spital de cirugía.” Por lo que si este Pedro sustituía a Genís Nadal es que este cargo ya venía de atrás.
La descripción más detallada del interior del bordell, corresponde a la que hizo el noble flamenco Antoine de Lalaing, señor de Montigny, cronista de viajes y empresas de Felipe el Hermoso cuando visitó Valencia en el año 1502:
“Después de cenar, fueron los dos caballeros conducidos por algunos caballeros de la ciudad a ver el lugar de las mujeres públicas, el cual es grande como un pueblo pequeño, y cerrado todo alrededor con muros y una sola puerta. Y delante de la puerta hay levantada una horca para los malhechores que pudieran entrar dentro. En la puerta un hombre encargado de ello quita los bastones de los que vayan a entrar dentro, y les dice si les quieren entregar su dinero, si lo tienen, que se les devolverá a su salida, sin pérdida alguna. Y si, por casualidad, si teniéndolo no lo entregan, y se lo roban durante la noche, el portero no es responsable de ello. En este sitio hay tres o cuatro calles llenas de pequeñas casas en cada una de las cuales hay muchachas muy ricamente vestidas de terciopelo y de seda, y habrá de doscientas a trescientas mujeres. Tienen sus casitas adornadas y provistas de buena ropa. Allí hay tabernas y casas de comidas. Por el calor no se puede allí ver bien de día, y hacen de la noche día: porque están sentadas en sus entradas, con una hermosa lámpara colgada encima de ellas, para verlas con más facilidad. Hay dos médicos encargados y pagados por la ciudad para visitar todas las semanas a las mujeres, para saber si hay algunas enfermas, con pústulas u otras enfermedades secretas, para retirarlas de aquel lugar. Si hay allí alguna enferma de la ciudad, los regidores tienen un sitio para atenderlas a su costa, las forasteras son enviadas a donde quieran ir. He apuntado esto porque no he oído hablar de poner tal policía en tan vil lugar.”
Aunque la actividad principal del Bordell era la prostitución, había otras actividades como las de organizar comidas, rifas y fiestas. Las rifas fueron tan comunes que el Consell ordenó una tasa anual para todas las que se hicieran, llegando a recaudar en el año 1547 hasta 1530 sueldos por este concepto.
En el Convento de San José, que luego fue de la Corona, estaban las religiosas Agustinas y relata Escolano la causa del abandono del convento por las religiosas y su traslado a la iglesia de Santa Tecla en la calle del Mar en el año 1562 de la siguiente manera: “Como la casa de las mujeres perdidas cayese a las espaldas de la huerta de estas religiosas, y pudiesen los relinchos de aquellas yeguas lascivas alcanzar a los honestos oídos de estas religiosas, acordaron de desamparar el puesto y pasarse a la iglesia de Santa Tecla en la calle del Mar”.
A partir de finales del siglo XVI y principios del XVII, la actividad del Bordell fue decreciendo paulatinamente hasta su desaparición en el año 1677 por orden del rey Carlos II, diez años más tarde el bordell fue derribado. Todo el variopinto mundillo de la mancebía se dispersó por la Ciudad, parte al barrio de Peixcadors y parte a la Vilanova del Grau. Los terrenos fueron comprados casi en su totalidad por el Convento del Carmen pasando a mediados del siglo XIX con la Desamortización de Mendizábal a manos de la burguesía que los transformaría en nuevas calles.
La última mención al Bordell que encontró Manuel Carboneres es del año 1671 y hace referencia al gasto que hicieron tres mujeres del Partit, que fueron recogidas el día de la Purísima Concepción, en la Casa Cofradía de los Cortantes.
X. Oms Abril 2011
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